Gracias al coche de alquiler podía montarme una
excursioncita de un día a una ciudad cercana a
Goteborg. Entre las diferentes opciones me
decidí por tirar hacia el norte y hacia el interior de
Suecia, llegar a la ciudad de
Jönköping, situada a orillas del inmenso lago
Vättern y recorrer esa zona. Por el camino, no paras de ver arboles y más arboles, la carretera, ya sea autopista,
vía rápida o carretera normal, siempre esta rodeada de arboles. Los bosques son inmensos, sólo rotos por alguna que otra
expolición maderera, de
algún tienen que sacar los suecos la madera para las casas, o por lagos enormes que aparecen de vez en cuando al paso de la carretera.
Dejo
atrás la ciudad de
Borås y
Jönköping, bien comunicadas por
autobús. Posiblemente vuelva a visitarlas más adelante. Me decido a subir por la orilla occidental del lago y me pongo como meta llegar al pueblo de
Hjo. No se por que, por tener un nombre raro, porque ya esta lo suficientemente lejos, porque me parece haber
leído algo en la guia acerca de este pueblo... Tras una
horita de camino por carretera secundaria sin perder de vista el lago y temiendo que en cualquier momento fuera a aparecer un reno en mitad de la carretera llego por fin a
Hjo, un pueblo pequeño a orillas del lago.
Es un pueblo tranquilo con su iglesia y su plaza principal. Hay poca gente,
así que me decido a indagar por las calles en busca de alguna zona mas transitada ya que tiene pinta de ser un pueblo muy
turístico. Me meto por una de las calles que salen de la plaza y empiezo a ver casas que dan al lago. Me cuelo en lo que parece el patio de una de ellas, no encuentro gente pero me encuentro con una
terracita de cine al borde del lago, ideal para el
veranito. Para mi sorpresa, o no tanto, la idea
parecía partir de unos
españoles que importan cerveza del sur de
España.
A la
búsqueda de gente decido ir en otra
dirección y me encuentro con el puerto. Es un puerto
pequeño pero bastante concurrido,
aquí las personas y los patos parecen convivir en paz y
armonía.
Justo antes de volverme para
Goteborg por el mismo camino por el que vine se me
ocurrió curiosear por una parte del pueblo por la que no
había estado.
Así, de pura chiripa, descubrí un parque con casas de madera muy antiguas en las que
todavía vive gente.
Tres horas más tarde estaba en Goteborg de vuelta a la realidad y al medio de transporte diario.
